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Los estudios y experimentos sobre la comunicación entre las plantas nos indican que todos los seres vivos nos relacionamos dentro de un complejo tejido de interdependencias, que nos afectan de manera simbiótica, más allá de lo que los humanos podemos percibir fácilmente. Desde este planteamiento, el proyecto Traducir un bosque pretende, con ayuda de la mediación tecnológica, hacer perceptible aquello que no vemos ni oímos, que ni siquiera sabemos o creemos saber sobre las plantas.

Traducir un bosque despliega un sistema experimental de interacción simbólica entre humanos y plantas; una red que nos invita a considerar que no somos únicamente espectadores, sino cocreadores de la realidad que compartimos con el ecosistema vegetal, pero cuyos datos necesitan ser traducidos y acotados para ser –de nuevo– reobservados y reinterrogados desde otro lugar para la convivencia multiespecie.
Ese otro lugar es, en definitiva, un espacio-tiempo donde el arte recicla los datos y habita las imágenes y los sonidos, pero considerándolos como los objetos/sujetos culturales, medioambientales y políticos que son. Esta cuestión es, hoy más que nunca, crucial para establecer una convivencia planetaria equilibrada entre los múltiples ensamblajes, solapamientos, mutaciones, coexistencias e interconexiones entre la humanidad, la tecnología y los ecosistemas naturales. Pero también es, sin duda, una cuestión de urgencia estética y política, pues –entre otras muchas iniciativas– implica el necesario establecimiento de unas sinergias entre el arte y la tecnociencia que apuesten, clara y activamente, por el abandono del modo antropocéntrico de ver y entender el mundo. 

● TRADUCIR UN BOSQUE ha sido expuesto en la Sala Alta del Palacio Condes de Gabia, Granada (23/03-20/06 de 2021) . Ver vídeo making-off: https://vimeo.com/572938581